jueves, 16 de septiembre de 2010

Incompatibilidades

Luego me quejo de que no tengo tiempo para nada. Al final ha sido más fuerte que yo y también me he apuntado a clases de kung fu. Habrá quién diga, y estoy de acuerdo, que sería preferible que antes aprendiera a rodar en aikido en lugar de hacer el avestruz cuando voy al suelo. Estoy en ello. En cuanto mi brazo esté bien del todo, no pararé hasta que dejen de conocerme en los tatamis de toda la comarca como "El pequeño alud" y comiencen a llamarme "La pequeña bola de nieve que rueda por la montaña sin apenas tocar la ladera".
Era feliz hasta que ha llegado el momento de hablar del vestuario. Yo estaba tan contenta con mis pantalones de chándal y mi camiseta, pero tenemos que llevar kimonos. Hasta ahí bien. Disciplina y funcionalidad ante todo. Lo que pasa es que he descubierto que ambos conceptos son irreconciliables con el de "estilismo favorecedor". Con el kilometraje que gasto de pierna, la parte de arriba correspondiente deja sitio para tres como yo. Lo importante es la movilidad, así que bien...Hasta que el sensei maligno ha decidido que quiere hacer una sesión de fotos para la web con todos equipados de pies a cabeza.
Estaba mirando kimonos de kung fu por internet y he encontrado este modelito (veáse foto). Creo que es mucho más favorecedor, si obviamos la ordinariez de los tacones tipo "son 50 euros el servicio completo" y el hecho de que no veo la manera de levantar las piernas más de tres centímetros del suelo con semejante atuendo. Llego a la conclusión de que hay que sacrificarse por la causa.
Al menos espero que antes de la sesión de marras nos enseñen a utilizar algún arma que me tape la cara por completo. Al final tendré que darle la razón a Andrés, que con la sabiduría que le caracteriza, no se cansa de repetirme que sería mejor que me diera por hacer ganchillo en mis ratos libres.

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